Padre Feliz

El 1ero de junio de 2013 recibí la noticia más determinante de mi vida. Esa que llevaba calculando y meditando desde que tenía apenas cinco años, ser papá. Siempre prometí cambiar el rumbo de muchas circunstancias que afronté en mi infancia y decidí rotundamente que en un futuro si la vida me lo permitía, la historia fuera muy distinta al camino que me tocó.

En ese momento decidí dejar mi amada Isla Puerto Rico y mudarme a los Estados Unidos donde residía mi pareja. Actualmente mi esposa y madre de mis hijos. En apenas una semana ya estaba volando hacia la incertidumbre. Teniendo bien claro que iba por mi todo. Un camino lleno de sorpresas y sobre todo mucho aprendizaje.

El 11 de febrero de 2014 llegó a nuestra dimensión un ser humano que define el significado de quien soy. Mi primogénita Meilí Andrea. Desde nuestro primer encuentro pude sentir esa conexión que pocos podrán entender. A medida que iba pasando el tiempo esa conexión crecía más y más. Tuve el maravilloso privilegio de cuidar a mi chiquita a tiempo completo el primer año de su vida. Fue ahí donde comencé a notar ciertos tipos de cambios o referencias que me decían que algo andaba “afectando” su ser.

Luego de casi dos años de búsqueda, el 5 de octubre de 2016 recibí una de esas noticias que nadie quiere leer ni escuchar. El diagnóstico de una condición sumamente rara en mi amada Meilí. Una distrofia neurológica que afectaba alrededor de 100 niños en el planeta para ese entonces. Una condición sin cura o algún tipo de tratamiento.

Muchas cosas pueden pasar por la mente de un padre cuando recibe una noticia de tal magnitud. Dentro de las distintas opciones o vías por las que generalmente un ser humano suele optar o elegir, decidí por la que al sol de hoy sigue siendo mi mayor carta y fuente de vida. Decidí aferrarme más que nunca a mi hija Meilí. Enfrentar el proceso de una manera muy real sin pretender cruzar líneas a lo imaginario o lo insostenible.

Padre Feliz busca expresar la travesía de la paternidad desde mi punto de vista. Sin tener que entrar en creencias o filosofías magnificas que puedan interponer esa palabra tan ambigua llamada respeto.  Es un espacio de reflexión donde exhorto a cada padre a ser parte del camino de los seres más importantes de sus vidas, sus hijos.

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